Reflexiones tras 10 años de profesional
El 22 de Agosto se cumplió una década desde mi debut en la profesión. No diría que el tiempo ha pasado volando. Hace poco leí que el cerebro humano ajusta su percepción del tiempo a la cantidad de hechos importantes ocurridos durante un lapso determinado. Por ese motivo de jóvenes tenemos la impresión de que el tiempo pasa más despacio que de adultos, porque supuestamente en edades más avanzadas la rutina nos domina. Bueno, en mi caso, durantes estos años he vivido montones de experiencias (unas mejores que otras), así que puede ser un factor de importancia en esto que comento.
No me gusta mucho hablar de mí mismo en el blog, pero si en algún momento puedo hacerlo es precisamente este, con una efeméride tan redonda recién celebrada. Creo que puede estar bien plasmar algunas reflexiones y conclusiones a las que he llegado desde aquel caluroso día de verano en el que inicié mi andadura como Programador C++ Junior. También he aprendido varias lecciones, y seguramente si volviera al inicio haría algunas cosas de forma muy diferente.
Mis primeros años (y errores)
Mi primer puesto de trabajo fue en una consultora IT. En España las consultoras dominan el mercado de la informática, y difícilmente son un lugar deseable para trabajar, pero es muy complicado recibir una primera oferta de trabajo en otro tipo de empresa. Los sueldos, por supuesto, mil euros y gracias. Personalmente me frustró bastante que mi brillante currículum académico (fui primero de promoción) no fuera valorado en absoluto en las entrevistas que hice nada más salir de la universidad. No digo que me tuvieran que poner una alfombra roja en todas las empresas, pero me resultó increíble que absolutamente nadie mencionara, ni de pasada, ese hecho, que yo supongo debería ser importante para contratar a alguien sin experiencia (sin experiencia, repito, a partir de uno o dos años no importa en absoluto).
Total, que me hicieron una oferta de programador C++ para trabajar en uno de los clientes de la empresa (importante compañía de telecomunicaciones española, que dicen en las descripciones). Mi primer error, que menciono en el título, fue aceptar un puesto de desarrollo con C++, cuando sabía sobradamente que Java estaba pisando muy fuerte. Pero me cegó el hecho de que C++ fue el lenguaje con el que aprendí a programar (con 15 años) y el que utilicé masivamente en la carrera, por lo que podría considerarme medianamente experto (¡ja!). Si pudiera rebobinar a ese momento de mi vida, me habría centrado en puestos Java. Consejo para estudiantes de informática: a la hora de buscar vuestro primer trabajo, haced un estudio de mercado para saber cuáles son las tecnologías más demandadas, y centraos ahí (siempre que os atraigan, por otro lado, yo nunca buscaría trabajo de programador Javascipt, que se supone es el lenguaje más demandado actualmente).
En esta primera empresa estuve aproximadamente año y medio, con mejores y peores experiencias. Lo mejor que me llevé de allí, con diferencia, fueron varias amistades para toda la vida. Mi marcha se debió a diferentes motivos (distancia de casa, pérdida de clientes en la empresa y miedo a lo que vendrá…), y puede que me precipitara un poco, lección que no aprendí del todo, por otra parte.
Me cambié a la consultora más grande de España (creo que no hace falta decir nombres), por varios motivos, todos equivocados. En resumen, buscaba estabilidad laboral (y allí la tendría de sobras, era el proyecto de desarrollo y mantenimiento de las aplicaciones de control aéreo del país) y cercanía a casa. Además seguiría trabajando en C++. No sé en qué estaría pensando (¿primar la estabilidad con 26 años, viviendo con mis padres?). El ambiente en la oficina era muy malo (pálpito que tuve en la entrevista y al que no hice caso) y las posibilidades de progresión cercanas a cero. Siete meses duré.
Salto a Java
Me cambié a una nueva empresa a través por un amigo que ya estaba allí (gracias Jorge). Su razón social no era la informática, y eso me resultó bastante atrayente. Además programaría en Java, lo que era un cambio tecnológico importante. Su tiempo me costó pillarle el tranquillo, ahora que lo pienso, pero creo que este cambio fue la mejor decisión que pude tomar. Aprendí mucho allí, durante casi seis años que trabajé en diversos proyectos para la administración pública (la administración pública en España, un tema que da para una serie entera de posts). Grandes amigos hice durante esos años, además. Mirándolo un poco en perspectiva ahora, si algo me faltó fue tener un mentor tecnológico en la oficina de Madrid, donde trabajaba. Teníamos uno en Barcelona (un crack), pero el trabajo diario me lo tenía que guisar y comer solito, en su mayoría. Esta no es la mejor forma de aprender, todo sea dicho. Te fogueas mucho en el aspecto de salvar las cosas, pero no hay nada como compartir el día a día con gente que sabe más que tú para empaparte al máximo de su “expertise”.
Abandoné esa empresa debido a la maldita crisis, sin ella seguramente seguiría allí, y por tanto en España. Ay, los designios del destino.
Mudanza a Londres
La verdad es que no me mudé a Londres directamente, pero mi último año en España no es demasiado memorable. Me encontraba bastante decaído por el claro estancamiento profesional que veía a medio plazo si permanecía trabajando allí. En España es muy complicado tener una carrera técnica con el debido reconocimiento. Así que decidí echarle valor y dar el salto a UK. En este momento son casi 18 meses los que llevo siendo un londinense más, y bueno, no podría estar más contento. Esta ciudad es vibrante, puedes tener contacto con algunas de las personalidades más importantes del mundo en cualquier disciplina (incluyendo, por supuesto, la nuestra), y las posibilidades son infinitas. No sé el tiempo que seguiré viviendo aquí, pero definitivamente ha cambiado totalmente mi manera de ver las cosas.
Lecciones aprendidas
Si algo he aprendido durante este tiempo es que cada uno es dueño de su carrera profesional. Abundan mucho las personas que consideran que la empresa debe estar a cargo de su formación, y yo mismo llegué a pensarlo durante un tiempo. ¿Pero qué disparate es ese? Si tu empresa te paga un curso o te forma, genial, pero la responsabilidad de aprender nuevas tecnologías, procedimientos, tendencias, etc, es exclusivamente tuya. Puede que llegue a resultar agotador en ocasiones dedicar un tiempo extra a seguir estudiando o programando fuera del trabajo, ¡pero esta exigencia autoimpuesta tiene muchos más beneficios que inconvenientes! El desarrollo Software es apasionante, demonios, y deberíamos valorar lo afortunados que somos de formar parte de este mundillo.
Durante toda mi carrera no he parado de encontrarme con gente que quiere dejar la informática (algunos incluso, lo consiguieron). Eso está bien si tienes una pasión muy clara, pero creo que muchos de ellos no están en su sano juicio. Pocos trabajos se me ocurren más interesantes y con tantas posibilidades como este. Lo cual me lleva a una nueva lección: separáos de las personas que irradian negatividad. Quejarse todo el tiempo no lleva a ningún lado, actuar en pos de un objetivo sí.
Otra lección importante, que aprendí en mi trabajo en Londres: no tengas miedo a proponer cambios radicales y no agaches la cabeza ante decisiones absurdas. Tendemos a pensar que las palabras de los managers son órdenes que hay que acatar, aunque sepamos de antemano que están proponiendo algo irracional. Pues bien, la mayoría de las veces es posible hacerles cambiar de idea, si de verdad creemos en ello. Y si no, al menos lo habremos intentado.
El futuro
No sé lo que estará por venir, pero si algo tengo claro, y esta es una conclusión a la que he llegado hace relativamente poco, es que para nada quiero abandonar el aspecto técnico en mi trabajo diario. Este es otro error en el que caemos mucho, pensar que la única salida viable son los puestos de gestión si queremos progresar profesionalmente. ¿De verdad queréis dedicar la mayor parte de vuestra carrera profesional a cuadrar números y manejar presupuestos, con lo increíblemente excitante que puede llegar a ser el desarrollo?